Descubrimiento de América

A finales del siglo XV un navegante probablemente de Génova, Italia, cuyo nombre fue Cristóforo Colombo, concibió el proyecto de circunnavegar el globo terráqueo en el contexto de la competencia imperial de la Europa renacentista.

Basado su proyecto en las interpretaciones recientes del erudito italiano Paolo Toscanelli (quien habría traducido mal las unidades de medición de ciertos documentos árabes que recogían las interpretaciones -erróneas de por sí- de Ptolomeo del siglo II dC, sobre los cálculos bien precisos que Eratóstenes había hecho en el año 240 aC sobre las dimensiones de nuestro planeta), lo ofreció entre 1483 y 85 a Portugal, primera potencia naval de la época, volcada a la exploración del Atlántico en la búsqueda de una ruta naval comercial alternativa hacia Oriente, ante el insalvable obstáculo continental que era el Imperio Otomano.

Los sabios asesores del rey portugués Juan II, conocedores de los antiguos estudios griegos (con cálculos casi exactos de las dimensiones terrestres) y completamente actualizados en cuestiones de geografía, náutica y exploración, desaconsejaron con toda razón la empresa de Colombo, cuyas estimaciones proponían distancias pequeñísimas que enviarían probablemente a la catástrofe a cualquier expedición transoceánica sustentada en ellas.

Pero el proyecto colombino presentaba los datos científicos como mero requisito para la financiación, sólo para convencer a los posibles patrocinadores, pues Colombo, navegante más práctico que científico, parecía estar realmente basado en testimonios empíricos de expediciones previas (Bartolomé de las Casas recogió un testimonio en La Española -hoy R. Dominicana- treinta años después, sobre una fortuita expedición anterior a Colombo perdida en el Atlántico y de la cual sólo hubo un sobreviviente, quien habría sabido de tierras alcanzables antes de milagrosamente volver a Europa y que, a punto de morir, revelaría a Colombo los pormenores de las rutas seguidas). Colombo también había estado en Inglaterra unos años antes, donde habría leído las Sagas de Vinlandia (crónicas de las expediciones vikingas a cargo de Erik el Rojo y Leif Eriksson por el Atlántico norte, desde la actual Islandia hasta lo que hoy es Canadá, pasando por lo que hoy es Groenlandia).

El proyecto, haciendo otra vez hincapié en las mismas erróneas estimaciones científicas, fue presentado ahora a los reyes de Aragón y Castilla, Fernando e Isabel. Nuevamente el proyecto fue rechazado, pues estos reyes estaban ocupados en la guerra de Granada, último bastión musulmán en Iberia.

Mientras Bartolomé Colombo, hermano del ya desesperado navegante, se disponía a presentar el proyecto en Francia e Inglaterra, los reyes católicos lograron al fin derrotar al rey moro Boabdil en enero de 1492, consumando con ello la llamada Reconquista. El ánimo de los reyes y su sentido de oportunidad les llevaron a apresurarse a tomar el proyecto de Colombo. Aunque después de la guerra no disponían de recursos suficientes para ello, su calidad monárquica les permitió obtener el crédito financiero para una expedición que, de fracasar, los dejaría en la ruina después de recién haber por fin expulsado en definitiva a los musulmanes de la península Ibérica.

Cristóbal Colón, ya español, navegando hacia occidente, no encontró las tierras que buscaba, sino un nuevo continente, cosa que tardó un par de décadas en saberse, razón por la cual el desconocido territorio, después bajo dominio español, no tomó el nombre de su real descubridor. De ese modo la apuesta de los reyes católicos por un proyecto científicamente mal planteado, les valió el posicionamiento de España como la primera potencia mundial antes de medio siglo, al dar el primer paso para tomar el control de un continente que debió haberse llamado Colombia.

13-10-2015

Retrato De Colón por Ridolfo Ghirlandaio, 1520. Museo del mar, Génova, Italia.

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